La India es un país de una enorme diversidad cultural y ofrece una auténtica oportunidad de entrar en contacto con una manera radicalmente distinta de entender la vida.
El misterio y la belleza de sus paisajes, de monumentos como el Taj Mahal, de sus religiones ancestrales como el budismo, el hinduismo y el sij ismo, atraen cada año a millones de turistas de todo el mundo.
Pero la India es, al mismo tiempo, un país lleno de desigualdades sociales, con una muy pobre infraestructura educativa y serios problemas sanitarios y de discriminación que afectan con especial dureza a los segmentos más pobres de la población.